Cómo ayuda el papá a ser una mejor mamá

Cómo ayuda el papá a ser una mejor mamá

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No cabe duda que la maternidad es una de las experiencias más plenas y maravillosas que puede experimentar una mujer, pero no por ello deja de ser compleja y demandante. Un signo inequívoco de que un pareja está definitivamente enamorada es cuando surge la fantasía de tener un hijo en común. A pesar de la enorme felicidad que trae el nacimiento de un hijo o una hija, no es raro que ambos padres, especialmente la madre, se sientan abrumados y con frecuencia deprimidos por la responsabilidad y las mil demandas que su cuidado supone. Los hijos exigen atención constante, y cada nuevo hijo aumenta las tareas que hay que hacer en el hogar. Cuando en estas tareas participan con generosidad ambos padres se hace verdad en el corazón de la madre que se trata de “nuestro hijo”. Cuando la colaboración es muy desigual se pùeden anidar resentimientos derivados de una sensación de injusticia, con el riesgo de transformarse en desamor. Las investigaciones actuales en el área de las relaciones de pareja son desalentadoras: los índices de hostilidad recíproca en la pareja aumentan con los hijos, especialmente en el primer año. Saber que esto es normal permite ponerse en la tarea de cuidar la relación. Se quiera o no, la mayor recarga cae sobre la madre. Datos del INE para el Gran Santiago indican que el 78% de las mujeres destina, de lunes a viernes, casi 4 horas a realizar trabajo doméstico no remunerado. En el caso de los hombres solo el 41% participa en este tipo de tareas y por menos horas. Las brechas son aun más amplias cuando se observa el tiempo destinado al cuidado de personas en el hogar. La colaboración del padre, la contención emocional en los momentos críticos y el reconocimiento del trabajo y el esfuerzo desplegados por la madre, actúan como un amortiguador y hacen que ella se sienta valorada por su pareja. Esto contribuye a que la mujer desarrolle mejor su maternidad y proteja el vínculo de pareja, evitando los tan frecuentes resentimientos. Los beneficios de un padre que participa en el cuidado de su hijo o hija son para todos. En los niños y niñas favorece el apego e identificación con su padre. A la madre le ayuda a ser una mejor mamá y una mejor pareja. Y al padre le permite descubrir y disfrutar más de sus hijos, reconocer el valor del trabajo doméstico y tener una mejor relación. Una buena señal es que cada vez se ven más parejas en que las tareas domésticas y de crianza son compartidas.

Psicóloga Neva Milicic.
Fuente: “Revista Ya” El Mercurio

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